jueves, 20 de octubre de 2011

Liderazgo y gobernabilidad


                El 28 de julio de 2011 se le prometió al Perú una “Gran Transformación”, reclamada por una gran mayoría de ciudadanos del país, sustentada en un sinnúmero de problemas que han impedido el desarrollo nacional a lo largo de los años. Como ya se ha comentado anteriormente en este blog, esos problemas emanan más de la gestión pública en sí, que del “modelo” emprendido por el país hace ya dos décadas. Prueba de ello son los importantes logros en el ámbito del desarrollo que se evidencian en varios indicadores como lo son el acceso a la salud, a la educación, al ingreso per cápita, al empleo, a la formalidad, a la infraestructura, entre muchos otros aspectos. Sin embargo el Estado ha presentado grande signos de debilidad en la gestión pública, ya que la carrera del funcionario no presenta incentivos que atraigan a profesionales de calidad y, en algunos casos, incluso los aleja de ésta.

lunes, 17 de octubre de 2011

La crisis y la indignación

El movimiento de los indignados ya ha alcanzado una amplitud global, evidenciando un hartazgo generalizado de la sociedad civil internacional frente a un sistema mundial al que le encuentran más defectos que virtudes. Frente a esta situación numerosos analistas, líderes, periodistas y representantes de la sociedad civil se han pronunciado llegando, en resumidas cuentas, a dos posiciones que o bien refuerzan las causas de la protesta, explicándolas y analizándolas, o bien presentan una situación de incomprensión por parte de la sociedad civil con respecto a  la complejidad de la gestión pública y privada y a la dificultad que existe para alcanzar soluciones, presentando a los manifestantes como una “minoría marginal” (Aznar dixit) que no comprende las problemáticas de la globalización. Sin embargo, lo que nadie niega es que se ha reabierto una pregunta realmente trascendente: ¿hemos llegado a un agotamiento del sistema internacional? En ese sentido cabe preguntarnos: ¿Debería haber cambios radicales en el comportamiento de los gobiernos y las instituciones nacionales, regionales e internacionales? Y, si ese fuera el caso, ¿qué cambios son necesarios? ¿Son éstos acaso similares a los exigidos por la sociedad civil “indignada”? ¿Qué representatividad tienen los “indignados” frente a la sociedad civil global en general? ¿Son ellos los voceros legítimos de esta última? Algunas de estas preguntas son demasiado complejas y deben ser analizadas con gran detenimiento para poder evidenciar la magnitud de la crisis que se nos viene encima y encontrar las soluciones adecuadas a los diferentes problemas que ésta va a desencadenar a nivel internacional.


jueves, 6 de octubre de 2011

El Perú frente a la crisis internacional

                Al parecer han sido necesarios un par de meses post-electorales para calmar las aguas, darle seguridades a los inversionistas y retomar la senda del modelo peruano, anunciando que se terminará el año con un crecimiento aceptable entre el 6% y el 7% del PBI, lo que es positivo dado el panorama internacional, pero que se aleja de las tasas asiáticas cercanas a los dos dígitos que alcanzó el gobierno aprista en más de una oportunidad. Mientras las calificadoras internacionales anuncian que el Perú inspira confianza y se divulga una ambiciosa cartera de proyectos por U$70,000 millones para el próximo quinquenio, una importante voz de alarma se alzó en estos días, pasando, desgraciadamente, bastante inadvertida: nada más y nada menos que Julio Velarde, el presidente del BCR anunció que el Perú iba a estar “al borde del abismo” en los próximos dos años, pero que “no va a caer”. ¿Qué significa estar al “borde del abismo”? ¿Qué no vayamos a caer, quiere decir que seguiremos volando? Y cabe preguntarse, claro está, dentro de ese contexto, ¿Cómo manejará Ollanta Humala su agenda de crecimiento con inclusión social en este angustiante escenario mundial?

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